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¿Tu dolor está todo en tu cabeza?

¿Sabes de dónde viene el dolor? En este cuarto artículo sobre cómo puede ser “más fuerte después de los 40”, el Dr. Terry Gebhardt le ayudará a comprender exactamente de dónde proviene su dolor y, mejor aún, cómo puede aliviarlo. Esto es especialmente importante ya que tendemos a tener más dolores y molestias a medida que envejecemos. Si tiene dolor lumbar, por ejemplo, quizás piense que su dolor proviene de la espalda. Si tiene dolor de rodilla y le han dicho que tiene artritis de rodilla, puede pensar que el dolor proviene de la rodilla. La verdad es que todo dolor proviene de tu cerebro. ¡Esto no significa que el dolor esté solo en tu cabeza y no sea real! Todo dolor es real. Sin embargo, sentir dolor no siempre significa que estés causando daño. Piense en el dolor como una señal de alarma. La alarma suena cuando su cerebro detecta un peligro o amenaza potencial. Sin embargo, en algunos casos la alarma no sonará incluso si hay daños. Por ejemplo, si está cruzando la calle corriendo y se torce el tobillo, es posible que no sienta dolor en el tobillo porque un automóvil se acerca rápidamente. Tu cerebro priorizará no ser atropellado por el coche antes que sentir el dolor de un esguince de tobillo. Una vez que llegue de manera segura al otro lado, probablemente sentirá el dolor del esguince de tobillo. El punto clave es que su cerebro decidió que la amenaza de ser atropellado por un automóvil era una amenaza mayor que el dolor de tobillo.

Mucha gente piensa que la señal de dolor proviene del tejido dañado. En el ejemplo anterior, una señal de dolor provendría de su tobillo. Sin embargo, este no es el caso. La señal nerviosa que viaja desde el tobillo hasta el cerebro es sólo una señal de advertencia. Tu cerebro decide si existe una amenaza y si debe hacer sonar la alarma provocando dolor. Hay muchos otros factores que tu cerebro toma en cuenta antes de decidir si debe “hacer sonar la alarma”. Es muy común tener daño tisular y nunca sentir dolor. Por ejemplo, muchas personas con artritis, hernias de disco o enfermedad degenerativa del disco nunca experimentan dolor a pesar de tener daño tisular. El Dr. Tim Flynn se refiere a ellas como “arrugas en el interior”. La artritis y los discos degenerativos son ejemplos de cambios comunes y normales con la edad que no necesitan causar dolor. A pesar de lo que muchos en la comunidad médica puedan hacerle pensar, el "daño" que se ve en una radiografía o una resonancia magnética no siempre significa que esa sea la causa de su dolor.  

Los cambios normales del envejecimiento que se observan en las radiografías o las resonancias magnéticas pueden contribuir a su dolor, pero hay muchos otros factores que determinan si sentirá dolor o no. Su experiencia pasada con el dolor, sus pensamientos, expectativas y comprensión sobre el dolor influirán en si siente dolor o no. Por ejemplo, si le dicen que “tiene artritis hueso sobre hueso” o “la columna vertebral de una persona de 80 años (y usted sólo tiene 55)”, es más probable que experimente dolor. El aumento del estrés y la ansiedad debido al dolor u otros factores de la vida también aumentan la probabilidad de que experimente dolor. Además, las investigaciones han demostrado que cuanto más tiempo una persona tiene dolor, más sensible se vuelve su "sistema de alarma". Esto significa que es más probable que experimente dolor incluso si no está causando daño. Su sistema de alarma está siendo hipersensible en su esfuerzo por protegerlo.

La mejor manera de tratar el dolor es abordar todos los factores contribuyentes, no sólo los que se observan en una radiografía o una resonancia magnética. ¡Un buen punto de partida es ponerse en movimiento! El ejercicio es uno de los mejores “medicamentos” para tratar el dolor. Es más barato y tiene menos efectos secundarios que cualquier medicamento que pueda tomar. Si su dolor es más persistente, es importante progresar gradualmente en su ejercicio para que su "sistema de alarma" tenga tiempo de adaptarse y disminuir. Su fisioterapeuta puede ayudarlo a determinar la mejor manera de progresar en sus ejercicios.

Experimentamos dolor cuando nuestro cerebro percibe un peligro o una amenaza. Una parte clave para reducir el dolor es disminuir cualquier peligro percibido. Un buen punto de partida es comprender los numerosos factores que influyen en el dolor y darse cuenta de que su dolor es causado por mucho más que tejido dañado. Si le han dicho que tiene artritis o una enfermedad degenerativa del disco, no deje que esas palabras lo asusten. La mayoría de nosotros mayores de 40 años tenemos estos cambios normales y no sentimos dolor. Sabemos que el tejido sana. También sabemos que nuestros cuerpos son notablemente adaptables. Muchas personas tienen artritis en una radiografía, pero tienen buena fuerza y movilidad, por lo que nunca experimentan dolor. Cuanto más persiste el dolor, es más probable que se deba a un sistema de alarma activado en lugar de daño tisular. Recuerde, todo dolor es real. El dolor es algo maravilloso y es necesario para protegerte de causar daño. Sin embargo, en ocasiones nuestro sistema de alarma puede volverse demasiado sensible y disparar la alarma (dolor) incluso cuando no estamos causando daño. Vea los vídeos de “Educación sobre el dolor persistente” aquí para ayudarle a comprender mejor el dolor.  

Otra herramienta poderosa que tienes para disminuir tu dolor es tu respiración. Simplemente disminuir la velocidad de la respiración ayudará a activar el sistema de alarma, lo que hará que sea menos probable que experimente dolor. El dolor, el estrés y la ansiedad contribuyen a una respiración rápida y superficial. Este patrón de respiración aumenta la probabilidad de que experimente dolor. Hay muchas técnicas y herramientas de respiración consciente que puedes utilizar, así que elige la que funcione mejor para ti. Recomiendo tener un disparador simple a lo largo del día que le indique que respire lenta y profundamente unas cuantas veces. Por ejemplo, cada vez que se lave las manos o se detenga en un semáforo, inhale lentamente por la nariz y exhale lentamente por la nariz o la boca. Esto no solo te ayudará a relajarte. Cambia su fisiología de manera que no solo disminuye su dolor, sino que también tiene muchos otros beneficios para la salud.

Tome el control de su salud y no permita que lo etiqueten con términos aterradores como discos degenerativos y artritis hueso sobre hueso. Acepte esto por lo que son... cambios normales con el envejecimiento... y avance controlando las cosas que puede controlar: ¡su comprensión del dolor, el ejercicio y su respiración!

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